El derecho penal ha regulado e intervenido con creciente intensidad y frecuencia en las relaciones interpersonales de amistad, enemistad, amor y odio. Como resultado, el número de procesos penales por delitos como la homofobia, la transfobia, el acoso, la violación y el racismo ha aumentado dramáticamente en los últimos años.
 

Asimismo, ha aumentado la instrumentalización del derecho penal para la persecución de opiniones políticas disidentes y la institucionalización de procesos anómalos de responsabilización de grupos políticos.
 

Nos enorgullecemos de defender vigorosamente los intereses de nuestros clientes contra el uso abusivo del sistema de justicia penal para arbitrar desacuerdos y como brazo armado del establishment político.
 

Nos tomamos especialmente en serio las acusaciones falsas, al igual que la instrumentalización del derecho penal con fines políticos.